Que tus pensamientos no enturbien tus sueños

 A lo largo del día van pasando por nuestra mente montones de pensamientos, muchas veces somos conscientes y otras no. Dependiendo de como sean éstos y el valor que le demos condicionará en gran medida nuestro estado emocional y anímico. Si la mayoría de nuestros pensamientos son negativos y nuestro diálogo interno es autodestructivo "no vales nada", "siempre te sale mal", "nunca lo conseguiré", etc...nos encontraremos mal la mayor parte del tiempo y seremos incapaces de conseguir nuestros objetivos o nos costará más alcanzarlos.


    Desde cada terapia se intenta modificar estos pensamientos de una u otra manera hasta conseguir unos más realistas y beneficiosos para nuestra salud mental.
    Esta vez quiero centrarme en la terapia de aceptación y compromiso cuya premisa es eliminar la rigidez psicológica, tolerar que surjan los pensamientos desagradables y aceptarlos, no controlarlos y a la misma vez comprometerse con sus metas, para lo que emplea algunos procedimientos básicos como la aceptación, estar en el presente, el desarrollo y el compromiso con los valores propios, entre otros. Una de las técnicas que utiliza es la de la desesperanza creativa que consiste en hacer ver al paciente que los métodos que está aplicando no son eficaces y que tiene que abrir su mente a otras alternativas, se trata de hacerle comprender que los intentos de control de los pensamientos no son la solución, sino el problema. 



    Para reflejar esto un poco mejor pongo aquí un texto que he sacado del libro "Tratamiento psicológico en pacientes con cáncer", del que hablaré en el siguiente post.
Dos mujeres se encontraban en su despacho compartido, trabajando con sus respectivos ordenadores. A una de las mujeres, mientras estaba escribiendo, le empezaron a aparecer mensajes en la pantalla de su ordenador. Mensajes que decían "Nunca solucionarás tus problemas", "Eres una inútil", "La gente te ve mal". Cuano leyó estos mensajes empezó a creérselos y a angustiarse, ¡Parecían tan ciertos!. Entonces intentó borrarlos de la pantalla, pero no pudo. Así que continuó trabajando. De vez en cuando, volvían a aparecer, no intentó hacer nada y siguió trabajando. A pesar de los mensajes que a veces le aparecían y le hacían sufrir, la mujer disfrutaba y se sentía bien consigo misma porque su trabajo estaba quedando tal y como ella quería. A la otra mujer le empezó a suceder lo mismo. Empezaron a aparecerle los mismos mensajes que a su compañera: "Nunca solucionarás tu problema", "Eres una inútil"... Entonces intentó eliminarlos, pero no lo conseguía. Sufría muchísimo porque estaba totalmente convencida de que los mensajes eran ciertos. Y además sufría porque no conseguía eliminarlos. Así que dejó de trabajar para pensar qué métodos podía emplear para eliminar los mensajes. Estaba segura de que si no los borraba no podía continuar trabajando. Así que empezó a probar un método tras otro, pero no conseguía nada. Los mensajes seguían allí. Así que siguió en su empeño por eliminarlos. Su sufrimiento iba en aumento: cada vez tenía más mensajes negativos, fracasaba en todos sus intentos por eliminarlos y encima no avanzaba en su trabajo. Se quedó encallada en esta situación.


    Esta metáfora nos transmite claramente cómo nos puede influir nuestros pensamientos hasta tal punto que perdamos de vista nuestros objetivos en la vida. Intentemos entonces no hacer mucho caso a estos pensamientos intrusos y mirar más hacia nuestras metas y así lograremos nuestros ansiados sueños. Feliz semana!!

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