El estatus socioeconómico y el estrés

  El estatus socioeconómico de una persona influye en directamente en el estrés que la persona puede llegar a tener. Cuando hablamos de estatus socioeconómico, no sólo hablamos del nivel de ingresos, sino también del nivel educativo y ocupacional. Según Bonifacion Sandín, el estatus socioeconómico no constituye en sí mismo una forma de ambiente, aunque determina los tipos ambientales más próximos al individuo, tales como la zona de residencia, el tipo de trabajo, la familia, la vida social y otros estresores ambientales.

  Tras muchos estudios e investigaciones se ha llegado a la conclusión de que la depresión, la indefensión o la desconfianza decrecen a medida que el estatus socioeconómico se incrementa; y la autoestima y autoconfianza aumentan al incrementarse el estatus socioeconómico (Kaplan, 1995).

  A partir de estos datos podemos deducir que es fundamental para nuestra salud física y mental tener un estatus socioeconómico alto. Cuantos más ingresos tengamos, cuánto mayor sea nuestro nivel educativo y cuanto mejor sea nuestro puesto de trabajo, nuestro nivel de estrés será menor y mayor salud tendremos. Volviendo con Sandín,  "el estatus socioeconómico no sólo induce efectos directos sobre el estrés generando o potenciando la ocurrencia de diversos tipos de estresores psicosociales; también determina otros factores modulares como la depresión, hostilidad, apoyo social,.., así como también ciertas conductas vinculadas al estrés y relacionadas directamente con la salud".

  Las mayores tasas de prevalencia de trastornos psicológicos  se han encontrado en los sectores de la población con menores niveles de estatus socioeconómico (Kohn, Dohrenwend y Mirotznik, 1998).

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