Nada lo justifica

   Nada justifica una mala cara, nada justifica un desaire, una mala contestación, la indiferencia...Nada justifica la violencia física, ni la verbal, nada justifica el desprecio, la intolerancia....

   Muchas veces justificamos a los demás cuando no actúan de buena fé, "es que está pasando por una mala racha", "entiéndelo/a que ha sufrido mucho con lo que le pasó", etc. Y otras nos justificamos nosotros mismos, " es que estoy muy cansado/a" " no tengo un buen momento"...Estoy firmemente convencida que por muy mal que lo estemos pasando nadie se merece nuestra falta de respeto y de tacto. Hay miles de formas de expresar nuestro malestar y no tiene que afectar a quienes nos rodean.

   Conozco personas a quienes la vida les ha tratado verdaderamente mal, a quienes la buena suerte nunca les ha venido de cara, quienes se han encontrado con situaciones muy difíciles y sin más remedio han tenido que hacerles frente.Sin embargo, son personas que siempre están sonriendo, que siempre tienen una palabra amable que decirte, que se preocupan por hacerte sentir bien. Por ello, no me creo que nuestras circunstancias nos hagan no ser respetuosos con los demás. Podemos llorar, apartarnos a otro lugar, explicar lo que nos pasa pero nunca está justificado el desprecio.

   Richard Wiseman, psicólogo de la Universidad de Hertfordshire (Reino Unido),  ha llevado a cabo, recientemente, una serie de experimentos  que han puesto de manifiesto las repercusiones negativas de las palabras malintencionadas, de los insultos, de los improperios lanzados contra otra persona, de la indiferencia, de la violencia resultante de la emoción fruto del desprecio. Se ha comprobado que por cada calumnia lanzada contra alguien se requieren cinco cumplidos para compensar el daño infligido.

   Nada, nada lo justifica.

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