La relajación

    Aprender a relajarse es fundamental para tener una vida más tranquila y sosegada. En los tiempos en los que andamos que vamos corriendo de un lado para otro, haciendo mil cosas, llenando nuestra mente de pensamientos es vital, parar, por un instante y escuchar nuestro cuerpo, nuestro interior.

     La relajación produce unas sensaciones de bienestar de forma inmediata y clara, sin embargo, es cierto que para que nos produzca una experiencia de calma para hacer frente de forma eficaz a los acontecimientos diarios, es necesario practicarla de forma regular.

    Hay quienes abandonan pronto porque quieren más efectos inmediatos, sin embargo, la relajación requiere constancia. Es interesante que una vez aprendida la técnica se practique de forma regular y conseguiremos unos beneficios, no sólo para la salud física, sino también para el bienestar psicológico.

    Una vez realizado el entrenamiento pertinente se puede incluir en la rutina diaria y con muy poco esfuerzo realizarlo en diferentes momentos del día.

    Las técnicas de relajación más utilizadas, hoy dia, por su efectividad son el entrenamiento autógeno de Shultz, la relajación pasiva, la desensibilización sistemática, la relajación progresiva de Jacobson, la inmaginación guiada y la respiración, entre otras.

    Desde la antiguedad en algunas culturas orientales se han practicado las técnicas de relajación como un medio de meditación y de dominio del cuerpo. Actualmente se utilizan para intervenir en distintos problemas, desde los más simples causados por el estrés hasta con pacientes oncológicos. Tienen un lugar indiscutible dentro de la psicoterapia actual ya que son muy beneficiosas en una gran variedad de trastornos psicológicos.

    Hay que resaltar que cuando estamos estresados respiramos de forma acelerada y discontinua que se conoce con el nombre de hiperventilación. Este tipo de respiración nos provoca aún más estrés y ansiedad. Para disminuir ese estado ansioso hay que realizar una respiración contraria a la ansiedad.

    A continuación os pongo un ejercicio sencillo de respiración de este tipo para utilizar diariamente y en momentos de máximo estrés y ansiedad: (quizás al principio no se note los efectos pero con la práctica se aprecian los resultados)


Inhala profundamente a través de la nariz, llénate el pecho, 
expulsa ahora el aire por la boca,
en un suspiro largo, lento y suave. 

Vuelve a respirar con profundidad por la nariz, 
llénate el pecho de energía, expulsa el aire por la boca, 
en un suspiro largo, lento y suave.

Ahora respira por la nariz nuevamente, 
llénate el pecho y deja escapar el aire por la boca,
lentamente y sonrie...

Siente todas los sentimientos y sensaciones de tranquilidad.


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